Páginas de la mañana
17/09/2019
Despertar, con un vago halo de un sueño que sabe a cotidiano, tener un poco menos de amargura en la boca del estómago y sonreír porque Fer está a mi lado. Le beso la espalda luego de la quinta alarma y le digo que ya es hora. Pienso que las páginas así como la mañana me pertenecen, le beso pensando por alguna razón extraña que no habitará en esta casa la siguientes horas. Me baño, me siento a escribir. No es el orden correcto, lo sé. Ayer ataques de pánico me sobrevinieron, mirar la computadora, aquellos formatos que llenar me arrestaban el pecho. La maestría, pensé me esta presionando, el pecho, me esta moviendo la nuca. Me cruje el estómago y recuerdo casi con saciedad lo rico que se siente escribir en español, hacer oraciones inconexas que terminen sintíendose relacionadas. La magia de la lengua materna. Pienso en aquellas cosas que tengo que hacer; el video, la propuesta, leer, preparar el proceso de noviembre, se me llena el cuerpo de angustia y no entiendo por qué. Cuando imaginaba mi vida acá supongo que algo así lo veía, freelanceando en proyectos, riendo con el Fer, retada por el master, comisionada como coreógrafa. Y sí… pero hay una sombra que me asecha siempre, una mezcla entre culpa y presión. La culpa, diría Genna es demasiado católica y no me va. Tendria razón. Fer desayuna callado, escucho el cereal romper en su boca y el sonido agudo de la cuchara al pegar en sus dientes. Escucho la leche y la pausa. Escucho a Fer mirar sus paredes blancas.
Arreglo, arreglo y arreglo la casa, y me doy cuenta ahora lo rápido que se des-arregla, logro ver nuestras rutinas de habitar y entiendo que son desordenadas. Me contengo el corregirle, volteo mejor la mirada al desorden que yo tengo. A veces, me rebelo y pretendo que me gusta el desorden, el caos de vivir como si el camino siempre fuera un laberinto y uno nunca pisara el mismo suelo dos veces. La cuchara, como la cucaracha de mi sueño y del sueño de Clarisse, suena suave.
Soñé que tenía que salirme de una situación de rehén: voluntariamente iba a un sótano con una bolsa llena de ratas muertas, carne para atraer a todo lo que hubiera en ese sótano, pero algo me conducia, una obligación o una amenaza. Bajaba a este espacio bajo la tierra que era más como una gran apertura en diagonal hacia el centro, una herida en la tierra dejada abierta con cemento. Al fondo, barrotes, y en los laterales pequeños escalones donde se desplegaba la amenaza del depredador minúsculo, las cucharachas.
Recordar los sueños se siente como mirar claramente un texto escrito en el agua, un reflejo claramente legible que siempre se va, siempre se escurre de la mente y los pedazos que vimos tan ciertos quedan por siempre en el olvido.
Será que soy incapaz de escribir más de una cuartilla, debería escribir 3 pero pareciera que me es físicamente imposible. Cómo si algo en mi cuerpo se cerrara. Mareo, quiero comer. Me pregunto si debería o si es más importante seguir la regla de escribir. Comeré. No había platos limpios, bueno uno, el que acababa de usar Fer para comer su cereal.
Pienso en el entrenamiento de esta tarde, pienso en el video que tengo que hacer, pienso en mi propuesta de investigación. No pienso en nada por pensar en todo, pienso en el pánico que se siente pensarlo todo.
Maldita cucaracha.
Hago un mapa de lo que he hecho por un año en la maestría y poco antes, en qué proyectos he participado, que cosas he probado, a donde he ido con esta investigación. El mapa se siente un poco vacío aunque el camino se haya sentido como estación de metro en la Ciudad de México en hora pico. Escribir 10 minutos como si fueran tres páginas, así no era la regla pero me lleno de reglas minúsculas para agarrarme al momento. Pienso, 10 minutos más de escribir y me pongo ha hacer mi trabajo de investigación. Ya pasaron. Ya desayuné y ahora del estrés quiero vomitar.
Páginas de la mañana
3/10/2019
Dudo sobre cómo empezar a escribir, si en un cuaderno, en qué cuaderno, con qué pluma y con qué tipo de letra. Decido por la computadora y al pararme frente a la pa´página en blanco pienso en el idioma en que escribiré. Inglés… Español… ambos… claro que el español me quita un poco al miedo de la página en blanco, es curioso pensar como tengo diferentes miedos en diferentes idiomas, pero el español también me enreda, se me escapa la lengua y se siente que escribir no es nada más que un intentar alcanzarla. Por otro lado escribir se siente cómo desenredar un poco la maraña que llevo dentro, llegar a términos con aquello que me da vueltas por el cuerpo y está batallando por salir en estas páginas.
Fechas limites, trabajo, dinero, acuerdos, visas, todas preocupaciones que me alejan de estas páginas y de mi cuerpa que quiere bailar.
Empezar y volver a empezar a escribir como introducciones a inauguraciones de bienvenidas. Empezar por no saber cómo seguir, cómo entrar, cómo organizar. Escribir como una manera de aproximarse al reborujo.
Hoy en Florencia me siento como si estuviera en cualquier otro sitio, México quizá, me apagan la luz del comedor en el que estoy, no se dieron cuenta que yo habitaba en este sitio. Me habré vuelto un fantasma? Hacemos una investigación sobre la ecología de la ciudad, la relación de sus habitantes con los turistas y la gran franja borrosa de pasajeros intermedios entre esas dos categorías. Trabajamos con estudiantes de una escuela de teatro Ocadio Costa, estoy segura que así no se escribe. Mientras recorro las calles de esta ciudad pensando en la tarea, encuentro que mi mente no está del todo aquí, encuentro que casi nunca mi mente está del todo aquí, siempre está intentando cubrir aquellos pendientes que quedan sueltos; otras tareas, la tesis, la coreografía, los miles de trabajos que ya me canse de organizar. Recojo mi cuerpa para escribir, la sostengo desde los bíceps, guardo la tensión en los hombros y me rindo desde mi estómago. Reconfigurar. Reimaginar, Re-hearse cómo probar de nuevo, cambiar ligeramente de postura en este caso para intentar reconfigurar mi manera de sostenerme. Si. Se sienta mejor.
Uno de los estudiantes Giacomo, propone poner árboles suspendidos por las calles. Quiera árboles pero como no hay espacio resolvió desenterrarlos y dejarlos encima de los edificios como fantasmas, como espectros que acechaban a los turistas con cómoda sombra. Escucho la facilidad con la que esta idea sale de sus labios, siento la convicción con la que quiere realzar la idea, el idealismo de la certeza se me contagia por un momento hasta llegar a ese punto en que el sueño cruza la línea y se revela estúpido. Suspender árboles, que sufrimiento quitarles parte de su cuerpo, parte de su ser en colectividad, las raíces de los árboles son como los abrazos y los aquí estoy de nuestras familias. Su manera de tocar. Cuál será mi lugar? Decirle que sus sueños están igual de desconectados que sus árboles imaginarios? Encontrar una forma de aterrizar aunque sea en la imaginación la intención de sus sueños? Nada?
Algo será.
Me pregunto en qué momento y de qué manera será que tocará la organización. Será sobre traer los fragmentos que he dejado a manera de palabras, imágenes, vídeos, movimientos y tejer una coreografía? Será sobre tejer con intuiciones compartidas aquello que nunca sabremos de cierto. Será rehacer poesía como si nunca hubiéramos escrito o leído o sentido nada hasta que la cuerpa se situó en la página en blanco. Quizá será un poco de todo, intuitivamente recolectar, escribir como devenir, y bailar para compartir la incertidumbre.
La lengua materna, mis padres corriendo por mi lengua que en la página se vuelven dedos, se vuelven letras. El afecto de sus enseñanzas que se manifiesta en preguntas que tiró por el barranco de la vida, las risitas que escucho cuando incorporo el drama a mi escritura. Como dije, en el español, la lengua se me escapa. Sound(e)scapes…
life translation
Maria embodies this text that I read while translating to her
Different directions — disorganization — starting points
White page — potential body
Fragments
Rhythms of sound
Embody one word, specific idea, image
Read before the text
Páginas de la mañana
4/10/2019
Encuentro hoy que el sonido de fondo me distrae, a mi alrededor se conforma el espacio lleno de actividades matutinas, barrer, acomodar platos, abrir y cerrar puertas, niños despertando, carros a lo lejos, pájaros. Los pájaros de la mañana. Hace frío y los mosquitos acechan, dejo un cigarro entre mis labios sin prender, con ganas de que se vuelva una amenaza de muerte para ellos y no para mí.
Los labios tensos escriben palabras tensas y las ideas siguen sin poder articularse. Siento que son como ciclos de certeza y profunda duda, duran como 3 a 5 días. La duda siempre se escabulle por detrás de uno, por el piso como si fuera un humedad que poco a poco trepa por los pies y llega hasta el centro del pecho. La claridad llega de repente, cuando hay ligereza, cuando hay placer y me doy cuenta que de eso se trataba todo el tiempo.
— Ella viene a mi, beso su mano, hace una ligera reverencia y se va. Toda la coreografía en burla. —
No poder pensar en un futuro se ha vuelto un no poder pensar en el presente, no devenir en mis palabras y menos en mi cuerpa. Intento bailar, entrenar, moverme, improvisar pero esta duda, como una peste de cucarachas, me está comiendo poco a poco. Poco a poco me apaga las ganas de soñar. Mente vacía, vaciar la mente con el sonido de las teclas y el cigarro prendido ahora entre mis dedos. Oler el frío y acordarme de las mañanas de invierno en el desierto de Querétaro. Semidesierto, algo borroso, algo caliente, el rocío siempre congelado antes del amanecer.
Pienso en mi madre como decir que respiro, pienso en mi padre como decir que bailo, pienso en mi hermano y sus hijos como volver a la realidad. Anoche soñé que regresaba a casa, en ese semidesierto que con sol congela los pasos. Volvía y por alguna razón iba a caminar antes de visitar a nadie. Un perro y mi reacción automática de querer tocar, el apapacho más cotidiano, del que casi nadie se queja, el apapacho que casi siempre es recibido con pancita y un goce que solo un perro se deja manifestar en un extraño. Tengo que empezar a escribir la tesis y escribo las páginas de la mañana como para abrir la llave de las palabras, Palabras, a ver si algo sale de mis dedos que comience a hacer sentido. Por donde empezar? Por la cucaracha? Me da tantita risa porque me acuerdo de Fer quejarse de la cucaracha de Clarisse. Por el principio? Cuál era el principio? Me parece que los perdí.
Páginas de la mañana
5/10/2019
Me levanto cruda, el cuerpo atorado en los restos que dejó el alcohol en mi cuerpo. Mis sentidos agudos, sensibles, frágiles, rechazan el mundo exterior. El estómago se retuerce y sangre sale de mi cuerpo, esa última parte, normal, el resto, un estado alterado de mi ser. De incomodidad absoluta. Es el último día en Florencia, con esta grupo de gente hermosa con quienes convivo, y algo en mi ya no tolera más la circunstancia. Quisiera escaparme de todo aunque fuera por un momento. Quitarme la capa de estrés y angustia que habita mi cuerpo que como una máscara filtra hacia dentro y hacia afuera lo que será mi realidad. Mil cajones abiertos en mi cuerpo, circunstancias que murmuran a mi alrededor, una bulla que forma el mundo lleno de opiniones sesgadas y ciegas.Una tristeza que en lugar de rebasar me sucumbe, me derrota profundamente a ratitos y en las noches. —It’s not your responsibility to suffer alone.— Me dice mientras lame lagrimas de mi mejilla. No te asustes, todo va a estar bien. Me digo mientras me quito la baba de las mejillas.
Páginas de la mañana
8/10/2019
Se me acaba la batería, la computadora refleja una parte escondida y central de mi misma. Hablando sobre mi investigación me di cuenta que la vaguedad es inevitable, hasta cuando más precisa logro ser, es pura borradura. Me recomendaron que lo acotara a un momento específico en el tiempo, con un grupo específico de personas, se me ocurrieron las chichis pero no únicamente. Pensé en aquello de prestar la cuerpa (quiero tomar la decisión de decir cuerpa siempre) en aquello de la disponibilidad emocional, física, creativa, pensé en cuántas veces no he prestado mi escucha y mi mente para intentar hacer sentido de alguien más. Me parece un aspecto fundamental en mi práctica. Al mismo tiempo creo que lo hago mal muchas veces. Encuentro envidia en mi escucha de repente, una especie de rencor en ver que otros tienen puertas abiertas que yo no logro abrir, a veces sistemáticamente pero a veces (estas son en las que se siente la envidia) por real diferencia de talento. Tengo amigos talentosos y a veces (muy pocas veces) no puedo celebrarlos. Maldito mundo capitalista que me ha hecho medirme en comparación de alguien más siempre.
Ayer conocí a Gabriela, el vínculo entre Joao y Erik. Me contó que estudió el mismo master que yo pero que en aquellos tiempos una rama de la carrera era sobre branding, me morí tantito y bromeamos sobre ello. Ella se movió lejos de la danza y de la coreografía, tengo la ligera sensación de que con dejes de dolor en ello, dolor o decepción o resentimiento. No sé cuál. Pero ahora hace masaje, acupuntura y cosmología (me explico que es astrología combinado con numerología) Pude notar en cómo lo contaba que dudaba si yo lo recibiría con seriedad o con (?) En mi cuerpa también se debatía esa posibilidad, me costó encontrar las herramientas para destejer esta noción de un lugar absurdo en mi sentido. Pensaba en modos de incorporar esta práctica a mi entendimiento, pensé en conocimiento intuitivo, en aquella intuición no solo afectiva sino histórica de prácticas enraizadas en tradiciones muy antiguas que si han permanecido vigentes aunque en los márgenes no es por falta de verdad sino por ceguera occidental. Hablamos de muchas cosas pero lo dicho entre las líneas atrapaba mi atención siempre. Gabriella, Lotte y Erik son polígamos, no entiendo la relación entre los tres pero sé que Erik es central en esa constelación. Pude notar roces pero más que otra cosa noté respeto, cariño, cuidado, acuerdos.
Les conté de una práctica que a veces tengo de leer libros en idiomas que no entiendo. Supongo que empecé a hacerlo en juego, estaba en París y quería comprar un libro, los libros y yo tenemos una relación obsesiva, bueno yo me obsesiono con ellos, desafortunadamente a veces no es recíproco. Quería comprar un libro como recuerdo, como un fetiche, un tótem de mi estancia de mi relación con aquella ciudad. Compré un libro de poesía y recuerdo que Fer me bromeó mucho con ello, yo tampoco entendía bien por qué lo hice, pero ensaye leerlo, hice como que entendía las páginas. Algunas palabras me saltaban en la mente, hacía conexiones posiblemente erróneas pero interesantes. Entre las líneas de la poesía leía mi mente supongo o se formulaba un pensamiento nuevo que germinaba de la imaginación. Marcar los libros como práctica sistemática, como método, hacer palimpsesto como ritual de las páginas de la mañana.
Pienso en Fer en nuestro abrazo, siempre mi pensamiento más intuitivo el que está hecho entre la memoria y el deseo regresa a él, al amor que le tengo. Ensayar ese amor como práctica imaginativa, como leer entre las líneas de un poema en idiomas que no entiendo, cómo imaginar nuevas rutas de conocimiento, como aquello de disponer el cariño a un espacio radicalmente rebelde.
Páginas de la mañana
9/12/2019
La soledad de las páginas de la mañana sólo llama cuando no encuentro otro resguardo. Querer estar sola de pronto deja de tener que ver con otras presencias en la habitación y más con querer estar alejada de mi misma. Alejada de las conexiones que tengo con otros, de las responsabilidades y expectativas que estas relaciones traen consigo. Lejos de mi. Lejos de sentirme insuficiente. Lejos de sentirme que jamás llegaré a ser buena en nada.
Solía pensar que el baile era mi nicho, pero creo que siempre supe que no sería lo suficientemente buena, o alta, o delgada, o moldeable. Luego pensé que sería en el terreno de lo pensable, lo filosófico del movimiento pero sentada por días tratando de empujar un artículo que se ha vuelto mucho como cagar cuando uno está estreñido me hace dar cuenta que mi incapacidad va más allá de lo que pensaba. Quiero de cierta forma sacar estos pensamientos que llevo dentro, no se a quien dárselos y entonces los escribo a las páginas de la mañana, receptoras de mi basura mental.
Mi basura mental es constante, la ensayo, la practicoy la perfecciono para que ataque directo a mi centro.